martes, 10 de enero de 2012

Capitulo 1, parte final.


Los celos de Marco no eran para nada cosa que me preocupasen, estaba acostumbrado. Solía tener celos de todo.  Pero con Adrian era una obsesión. Iba a pensar en qué pensaría ahora, si me viese agarrando sus manos, con la cabeza apoyada en mi hombro y durmiendo, pero tenía cosas más importantes en las que pensar.

A través del cristal, bajo aquella leve niebla, se podía ver sin problemas, allí estaba, aquel pueblo, mi destino.

Verlo por los cristales me estaba haciendo sentir escalofríos. Desde que murió mi madre no había vuelto, y el verlo ahora me estaba poniendo nervioso. Cada vez aprieto la mano de Adrian con más fuerza. Tengo calor, mucho. Estoy sudando. No puedo calmarme, no puedo parar, estoy muy nervioso. No puedo respirar bien, me ahogo. Intento gritarle a Adrian, decirle que no quiero ir, que quiero volver, pero no puedo gritar. El calor que siento aumenta cada vez más, es un calor muy extraño, me arde todo el cuerpo. Ya no tengo la cabeza de Adrian sobre el hombro, y ahora es él el que me agarra las manos fuertemente, lo noto. Seguro que me está dando apoyo, diciéndome que me calme, pero no le oigo. Tampoco le veo, no puedo abrir los ojos. Creo que estoy teniendo convulsiones, pero no estoy seguro, mi mente está en blanco, y yo no controlo mi cuerpo. Me parece oír un murmullo generalizado a mí alrededor, pero tampoco lo tengo claro.

Ya no hay nada más que este fuego dentro de mí, ese calor sofocante. Quiero sacármelo de dentro, quiero liberarme, pero no puedo, no sé si grito, pero lo intento. Mis respiraciones son entrecortadas, como si tuviese un ataque de asma. Pero lo más doloroso es ese calor. No había ni rastro de aquel día invernal. Era un calor inaguantable, me estoy quemando por dentro.

De repente noto una mano helada dentro de mi chaqueta. Está buscando algo por los bolsillos, desesperadamente. En un pequeño descuido, su mano desnuda roza mi piel. Ahora si que estoy seguro de que he gritado. Esa mano era puro hielo. El contacto de otra mano con mi ardiente cuerpo me ha producido un dolor increíble. Noto mas manos sujetándome, creo que me están inmovilizando. Por lo menos estas son manos cubiertas y no duelen al contacto. La mano helada que buscaba algo dentro de mí ahora sujetaba mi boca. Parece que ya ha encontrado lo que quiere, y ahora me intenta hacer tragar. Yo quiero tragar, quiero que esa mano deje de tocarme, porque el dolor que me produce es inmenso. Pero yo no controlo mi cuerpo, y este hace todo lo que puede para intentar evitar que me trague lo que esa mano me esta dando. Están haciendo falta muchas manos para que yo me trague lo que me quieren dar.
Todas las manos que me sujetan se sueltan al momento en el que yo trago. Estoy libre. Pero ya no grito, el dolor va cesando. Solo hay una mano que me toca, que me hace una caricia en la mejilla, y que agarra mis manos con fuerza.

De nuevo el me había salvado. Se había acordado a la perfección de lo que le dije.

Otra acción mas que sumar a la lista de cosas que le debo a Adrian.

4 comentarios:

  1. Hola :P
    Me ha gustado mucho! Adrián( (L)
    PD: ¿Te va mal el foro? :(
    Saludos. ;D

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  2. Supongo que explicaras que es lo que le pasa con tantos sofocos mas adelante me ha dejado intrigado jeje

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  3. Muy buen relato!! espero que no lo dejes a medias que nos tienes a todos en ascuas jajaj
    Pasate por mi blog! Xauu :)

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  4. Me ha enganchado la historia, espero que puedas ponerla mas seguido que queda mucho por ver :)

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