domingo, 15 de enero de 2012

Capitulo 2, parte 1


El dolor de la cabeza era muy fuerte, no lo recordaba tanto.
Ahora mismo no sé donde estoy, no tengo ni idea. No contaba con la idea de que me diese una crisis. Siempre llevaba una píldora de la medicación encima, y Adrian sabía que tenía que tomarla si entraba en una crisis. Mi padre se obligo a explicárselo un día, por si me pasaba por la calle o mientras estaba con él. Me había obligado a tragar la píldora, que era lo que sabía que tenía que hacer, ¿Pero que más habría hecho? ¿Dónde estoy ahora?
No sé si me ha llevado a un hospital, si aviso a mi padre o llegamos al pueblo. Sé que no estoy en un tren, estoy estático. Intento moverme un poco, y gracias a ello descubro que estoy tumbado, en un sitio, que no es muy cómodo precisamente. Descarto la idea de estar en un hospital, porque estaría en una cama, por lo que supongo que llegaríamos a la estación y no nos habríamos movido aun. No puedo abrir los ojos aun, tendría que abrirlos poco a poco, porque el contacto con la luz podría hacer que me doliera aun más, asique utilizo mis manos para intentar reconocer donde estoy.
Efectivamente, estoy tumbado encima de unos asientos de plástico, los que hay en toda estación. También he descubierto que estoy tapado por la chaqueta de Adrian, que por cierto, no sé donde esta, porque no le he conseguido tocar, y no lo oigo respirar.
La cabeza me sigue dando vueltas, el dolor es muy fuerte, pero llevo unos 20 minutos consciente y creo que ya va siendo hora de abrir los ojos. Lo hago poco a poco.
Recuerdo aun como sufría estos ataques hace años. Fueron muy comunes durante los años de la muerte de mi madre, pero antes de eso también me dieron de pequeño.
Mis crisis venían de un antiguo virus. Al parecer y según me conto mi madre, ese virus fue muy usado durante la 3ª Guerra Mundial. Era un virus que causaba una muerte dolorosa, pero muy lenta, por lo que no era usada en primera línea de batalla, era más usado en torturas. La muerte era muy dolorosa, lenta, y podría curarse, por lo que era perfecto para torturas e interrogatorios.
Al parecer, el abuelo de mi madre había sido torturado con este virus, y aunque consiguió huir, aun quedaron pequeños rescoldos del virus en él, y desgraciadamente era hereditario. En mi familia era la única persona que lo sufría. Bueno, mi tía Lourdes también la sufría, mi padre decía que esa enfermedad había sido una de las causantes de su locura. Ahora mismo estaba recluida en un hospital donde trataban problemas mentales, y la íbamos a visitar una vez al año. La tenía especial cariño, pues era una de las pocas familiares de mi madre que quedaban con vida.
 Mi madre había creado un remedio antes de morir, que yo tomaba durante mis crisis. Era la pastilla que me había dado Adrian. Aunque cesaba el calor, no quitaba el dolor de cabeza de golpe. Cuando me daban aquellas crisis de más pequeño solía estar una semana en cama, cuidándome, pues el dolor de cabeza era bastante fuerte y le costaba irse. Hoy no tenía ese tiempo, tenía que ponerme en pie ya, visitar la tumba de mi madre, y volver a casa.
No sé cuánto tiempo llevo aquí tumbado, pero seguro que demasiado.
Tengo que ponerme en pie, pero aun no puedo abrir los ojos.
Oigo algo que me alegra, un murmullo, a gente hablar. Siento una alegría en el cuerpo, porque creo reconocer la voz de Adrian. Me muevo en el sitio, para hacer ruido y reclamar su atención. Se ha dado cuenta. Noto que anda hacia mí, con cierta velocidad. Se ha agachado a mi lado, y me susurra al oído:

     - Jagoba, ¿estas bien? Tranquilo, relájate, ya esta todo bien, te pondrás bien. Hemos llegado, estamos en El Valle de Abarruvea.

3 comentarios:

  1. Dejen coemntarios con lo que les parece, por favor :)

    ResponderEliminar
  2. http://www.cuantocabron.com/images/templates/me-gusta-template.jpg

    xDD

    ResponderEliminar
  3. me gusta que sea futorista, a ver si en los siguientes capis nos descubres algo más sobre ese futuro :P

    ResponderEliminar